Entra en el reino donde la lujuria y el dolor existen en una armonía donde cada pellizco alimenta la pasión y cada bofetada es un excitante. La lucha por el poder con los látigos se casa con la lucha de poder sobre la carne en esta categoría. Esperas tener cuerpos delgados manchados de color rojo, gemidos de placer entremezclándose con el sonido de los azotes. Ese es el lugar donde la autoridad manda y, sin embargo, donde la sumisión es la mayor alegría. Aquí la línea entre el placer y el dolor no se traza, lo único que se sabe es seguir el ritmo del látigo